martes, 9 de octubre de 2012

Malestar

Hasta el punto de no poder diferenciar el estómago del brazo. Porque te perturba, te agobia, te oprime y te desgasta.

Una molestia constante, que te hace respirar profundo y suspirar, que te ocupa el tiempo que no tienes.

Un incómodo pasatiempo que a ratos se desvanece, y a esos intervalos hay que agarrarse fuerte para retrasar el máximo posible la vuelta a una normalidad que nunca agrada, que amarga.

Qué voy a saber yo, si no sé nada.

“He decidido no enamorarme nunca más. Me da asco.” Pierrot Le Fou

No hay comentarios:

Publicar un comentario