Si al salir del examen la sensación era la que uno se imagina que tendría al salir de la habitación en la que está el señor que da chucherías a los niños... al ver la nota te deja todavía peor.
No es inesperado, pero hasta que no lo tienes delante no te lo terminas de creer.
Y encima tienes cosas que hacer, claro que si.
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