Porque como os imaginaréis, yo de pequeño ya era bastante raro.
Cuando todavía iba a los sitios de la mano, ya era un niño atípico. No molestaba, ni gritaba, ni lloraba sin una razón más o menos convincente. Pero también recuerdo manías que todavía conservo y conservaré en el futuro, como es decir que no por instinto a la primera vez que se me ofrece algo.
En las tiendas nunca quería nada, o al menos nunca quise nada si no se me insistía lo suficiente.
Ahora, algunos años después, sigo teniendo la impresión de que demasiado a menudo salgo de los sitios sin llevarme nada conmigo mirando de reojo a lo que hubiese sido mío si me hubiesen preguntado de nuevo.
"¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?" Pablo Neruda
No hay comentarios:
Publicar un comentario