...y mal acompañado.
Como hasta ahora siempre ha sido, jugando a buscar tesoros rebuscando en la basura. Las expectativas son tan bajas que cualquier cristal roto brilla con la intensidad de un diamante.
Si algo tiene de bueno que todo esté tan visto es que nada sorprende. Te acostumbras a pasar ciclos, sabes qué vendrá detrás de qué, se trata de apretar los dientes y aguantar hasta que llegue la parte menos mala.
Es un viaje que se hace solo, cuyos compañeros cambian pero quien importa eres tú. Aun así tendría que dar las gracias a algunas de esas pequeñas invariantes que te hacen más ameno el trayecto, pero no lo haré, porque toda satisfacción es relativa, pasajera, y ésta es así hasta que se torna decepción.
Es cuestión de tiempo.
Es cuestión de tiempo.
Porque los infieles no saben no ser infieles, los perros no saben no ser perros, ni las personas... quedarse.
"Quien dice adiós sin marcharse, ganas tiene de quedarse."
Anónimo
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