Lo mejor de proponerse las cosas es hacer todo lo contrario, un error parece menos error si es intencionado.
Con más boca que cabeza dices lo que sea y luego ya te paras a pensarlo. A menudo será sólo un riesgo inútil, pero a veces si no es en un impulso no lo haces, y cuantas buenas cosas se habrá perdido el mundo por haber frenado esos impulsos.
Hoy es el día, ahora es momento de decirlo todo, de no guardarse nada, quien sabe que será de nosotros mañana.
Al fin y al cabo no tenemos nada que perder, podemos decir y hacer lo que queramos, que otra cosa será la respuesta que obtengamos.