Por todos es conocido que no hay nada como perder algo para echarlo de menos, pero también existe la posibilidad de no acordarte de por qué no lo querías hasta que vuelves a tenerlo. Ésto aplicado a lugares te puede confundir; puedes estar meses esperando por una ilusión que se desvanece, que nada más aparecer se volatiliza, destruye o desaparece, si es que alguna vez existió.
Es una confusión que te deja fuera de lugar, porque donde estás no es donde querías, y donde estabas te lo hacía pasar mal, no puedes perderte a medio camino, no eres nadie aquí ni allí, no pintas nada en ningún sitio. En uno no eres tú, en el otro, tienes todo lo que te perseguía y te empuja a irte, como la primera vez que lo hiciste, pero que no lo recuerdas hasta que lo revives.
Y el ciclo se repite.
Es difícil asumirlo, pero te importa la gente. Hay cosas que no puedes pasar por alto, y por mucho que las guardas acaban saliendo por algún lado.
No tengo ni la más remota idea de qué será de mi, pero sigo teniendo tiempo para intentarlo, hay mucha vida por delante, o eso espero, y si el destino existe, por una puta vez estaría bien que se portase bien conmigo.
Soñar no es fácil para quien no puede dormir, al igual que volar no es gratis para quien nació sin alas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario