Tengo el cuello dolorido de mirar hacia arriba, las piernas dormidas de estar mal sentado, y por llevar tanto rato desaparecido cualquiera podría haber llegado a pensar que me había rendido.
Nada más lejos de la realidad; para el frío a la intemperie una chaqueta y para la espera un pasatiempo. Ya veremos quien acaba por caer en el intento.
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