sábado, 1 de septiembre de 2012

Bien

Tras meditarlo mucho, como todo lo que hago, he llegado a la conclusión de que no se estar bien.

Tengo una úlcera en el alma, en el lugar en el que estaría el alma, en donde se encuentra esa hipotética cavidad en la que están todos los invisibles: la tranquilidad, la bondad, el entusiasmo, las ganas de vivir en general y muchas otras. 

Me incomoda el mero hecho de respirar cada mañana, desde que me despierto hasta que me acuesto. Tengo una especie de necesidad de mantenerme en movimiento y al mismo tiempo fobia a que mi subconsciente se pase de la raya

No puedo estar en silencio en plena noche, me deprime y hunde hasta hacerme temblar, se me cae el universo encima y puedo notar como cae cada estrella, porque morir es el fin de todo y de nada, y después de aquello no importa quien fuiste o quien quisiste ser. El juego se ha terminado y no pasa nada.

Ya no me da miedo fracasar en cualquier aspecto de la vida cotidiana, no aspiro a ningún lugar importante en la sociedad ni en ninguna de las distintas subculturas que nos hemos inventado, no quiero tener una familia donde esté papá, mamá, los niños y el perro en su casa con jardín, sólo quiero poder dormir tranquilo y despertarme sin ese punzón en la nuca que no me deja vivir en paz.

No es tensión, porque no estoy alterado, no es nerviosismo porque puedo estar casi en fase REM, es una consciencia continua que me mata y me remata, la sensación de tener que controlar lo incontrolable, de no querer fallar en nada, algo que simple y llanamente es imposible.

Ya no me quedan razones aparentes para querer reír, llorar, romper o matar. Las he utilizado todas, pero la mayoría siguen ahí y no tienen pinta de mejorar. ¿Qué debería hacer yo? Si fuese posible, coger aire, y reiniciar. Pero no encuentro el hipotético botón, ni el real tampoco, ni la manera de tener la cabeza en otra cosa. El silencio me incomoda, la música me trastorna, la gente me aburre, la soledad me atrapa, el alcohol me da una de cal y cincuenta de arena y yo solo el mundo no lo puedo soportar

No soy tan malo, no he sido feliz ni nunca lo seré, y llevo ya demasiado intentando pasar el rato como un mero tránsito. Pero así no hay manera. Estoy cansado y a ratos me faltan fuerzas, los cambios de humor son parte del día a día y ya casi ni te das cuenta.

Qué os voy a contar... Me gustaría entenderme, pero es que ya no tengo objetivos, la distancia era una manera de probar suerte y digamos que no salió bien. Mi intención era desconectar de la rutina, pero la nueva se tornó aún más insoportable. Hubo un tiempo en el que estuve por encima del bien y del mal, en el que todo me resbalaba, fue cuando hice mis mayores meteduras de pata, pero de ninguna de ellas me arrepiento. Si pudiese volvería a esos años una y otra vez, porque aquello era lo más parecido a algo que se pareciese a una persona, sin su lado traumático y arrogante, sin sus desvaríos terapéuticos ni sus ganas de desaparecer en silencio.

La mejor parte viene cuando estoy solo, cuando te ves en un vagón vacío yendo a ninguna parte a cualquier hora y al mirar tu reflejo en el cristal de la ventana no te reconoces. Te preguntas qué estás haciendo ahí y no lo sabes, porque vas dando palos de ciego por el mundo, porque no te quedan aspiraciones ni públicas ni ocultas, porque no sabes hacia que lado dejarte caer.

Me despido, envidiando vuestra capacidad de desconexión.
Porque tengo la obligación de decir que estoy bien. Aunque me duelan las palabras. Aunque me duela todo.

"Love all, trust a few, do wrong to none." W. Shakespeare

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